Desde la aparición de la Mandolina en Venezuela / Venezuelan Mandolins de la cual no se tiene una fecha específica, el instrumento ha ido ocupando un rol preponderante en los formatos instrumentales de nuestra música, siendo el instrumento melódico por excelencia diseminado por todas las regiones de nuestro país. 

 

            En Venezuela la mandolina ha ido evolucionando desde el punto de vista técnico, pudiendo evidenciarse a través de las diferentes grabaciones de antigua data cómo ha sido este proceso que nos lleva por una línea de tiempo a las grabaciones actuales, en donde encontramos una sonoridad, limpieza, diversidad de recursos tímbricos y un sin fin de elementos que se han agregado y que han contribuido a la configuración actual de la técnica mandolinística venezolana. Esto permite asegurar la existencia de la mandolina venezolana la cual con sus particularidades forma parte de las mandolinas del mundo.

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          Desde el punto de vista de su fabricación, la mandolina también ha ido evolucionando de manera sistemática, encontrando hoy instrumentos de muy alta calidad en cuanto al uso de maderas para su confección y formas de construcción, logrando un resultado óptimo en la afinación y calidad sonora, además de la belleza artesanal que le imprimen los luthiers venezolanos.

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                 Es importante destacar la simbiosis que se da entre los ejecutantes, los luthiers y la música, los cuales han aportado desde sus perspectivas los elementos necesarios para que esta evolución se haya dado. Hoy se puede evidenciar que la manera de componer música para mandolina toma los elementos de raíz tradicional y se funden con elementos propios de la academia y otras fuentes, dando como resultado obras de gran complejidad y belleza en los diferentes géneros musicales y formatos instrumentales donde interviene la mandolina.

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                Un factor importantísimo para la definición de la mandolina venezolana son sus ejecutantes, quienes desde sus perspectivas y regiones a las que pertenecen, muestran la manera personal que tienen para abordar este instrumento, la cual se ha formado a través de la tradición oral, la intuición, lo autodidacta, sus experiencias de vida, la formación académica y todas las actividades que supone el quehacer humano.

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                Al observar todos estos procesos se puede intuir la labor del compilador, el cual cumple un papel decisivo al momento de poder documentar las evidencias tanto escritas como audiovisuales que permiten presentar el testimonio fiel de los fenómenos socioculturales y artísticos asociados a la mandolina; por eso, el trabajo que Marco Antonio Barrios Rodríguez ha realizado en la compilación del material que se presenta en “Mandolinas de Venezuela” es clave para que todos los usuarios de esta página puedan acceder a materiales inéditos y editados con la mayor veracidad, haciéndose partícipes como espectadores en primera fila, del movimiento mandolinístico y todo lo asociado a nuestra mandolina venezolana.

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            Por último y no menos importante, es necesario destacar las alianzas que la página “Mandolinas de Venezuela” ha hecho con diferentes profesionales asociados o no al mundo de la música y la mandolina, quienes servirán como asesores y consejeros para que este nuevo espacio tenga la mejor conducción y consecución de su fin, que no es más que documentar y engrandecer los pasos de las “Mandolinas de Venezuela”.

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                                                               Tonny  Leibnitz Ruda Altuve,  julio 2020